sábado, 1 de agosto de 2015

EL ARTE CORREO Y SU LUGAR EN EL MUNDO DE HOY, Clemente Padín

EL ARTE CORREO Y SU LUGAR EN EL MUNDO DE HOY

Clemente Padín

A nivel cultural el dominio de las grandes potencias se expresa en la imposición de sus propios valores llegando a todos los rincones del planeta a través de los medios de comunicación masivos, incluyendo internet. Los pueblos y los países se ven arrastrados por la dinámica de la globalización. Se trata de la segunda revolución capitalista. La mundialización económica llega a todos dejando de lado democracias, soberanías y fronteras, imponiendo la filosofía del “mayor lucro posible”. Esta concentración brutal del capital financiero y del poder se ha expandido, entre otras cosas, gracias al extraordinario desarrollo de las tecnologías de la comunicación.

Justamente, ese ha sido el objetivo histórico del arte correo: el "Eternal Network" de Robert Filliou, el proyecto utópico, tal vez inalcanzable, de la permanente comunicación de todos a través de todos los medios disponibles, el desarrollo eterno de la comunicación sin límites. Paradoja trágica, sin duda, porque a sido gracias a esa expansión de las comunicaciones que el capitalismo ha logrado imponer su estructura económica y su “cultura del lucro” a todo el mundo. Ha sido la globalización de sus formas de vida volcadas al enriquecimiento a cualquier precio, la globalización de la enajenación absoluta, el vivir fuera de nosotros mismos para el Mollock de nuestros días, el dinero vía tarjeta de crédito. Claro que el Network de Filliou pretende la globalización de los valores humanos, hoy conculcados en casi todo el mundo, en aras del logro de una vida en paz y disfrutable sin el drama cotidiano de vivir como animales detrás de un pedazo de pan en un entorno empobrecido por la salvaje explotación de los recursos naturales.

Sería raro, entonces, que la actividad cultural, en tanto, actividad productiva de los hombres, fuera a quedar al margen de estos presupuestos estructurales. Los gigantescos conglomerados de industria cultural están dando cuenta de su posible rentabilidad: los grandes grupos editoriales, los carteles del disco, las mafias del mercado del arte, los productores y compañías cinematográficas, etc. Lejos de contribuir a la difusión y engrandecimiento de la cultura, estas grandes concentraciones de la industria cultural, la banalizan y empobrecen porque, ahora, el valor estético o comunicacional no cuenta en absoluto sino su precio en el mercado del arte en consonancia con las necesidades ideológicas del sistema. Precio, lógicamente, manipulado de acuerdo a los intereses lucrativos de la firma editora y las corporaciones asociadas.
La globalización y sus fenómenos concomitantes no persiguen tanto la conquista de los países, cuanto el control de los mercados. No implica la conquista de territorios sino la posesión de las riquezas. A nivel cultural significa la sustitución de la cultura local por la imperial. Usos y costumbres, vestimentas, idioma, dinero, deportes, historia: la aplicación del gran rasero que borre las diferencias entre los grupos humanos, destruyendo la diversidad y las diferencias. Paradójicamente este es otro de los grandes objetivos del arte correo: el logro de un único lenguaje que nos emparente y una por encima de las diferencias étnicas o económicas. Es la “pluma” de Guillermo Deisler que “borra las fronteras”. Sólo que la hermandad que promueve el el primer mundo y la globalización es a través del consumo de sus productos. Como se lee en un aviso publicitario: “Hermanados en PEPSI”. La globalización no sólo termina con las diferencias y la diversidad sino, además, la propia humanidad. En tanto la producción de alimentos mundial ha subido, en virtud de los grandes adelantos tecnológicos, al 110 % de las necesidades mundiales, aproximadamente unos 30 millones de personas siguen muriendo de hambre anualmente en tanto otros 800 millones viven en el infraconsumo.

Cuando la democracia y la libertad renacen en un mundo que ha eliminado los peores regímenes autoritarios, las censuras y las manipulaciones resurgen los fantasmas del pasado, sobre todo, el control de las sociedades a través de los medios: el adormecimiento de las conciencias, el alejarles de los “peligros” de la acción social, el tolerar la miseria en razón de su razón “divina” o “ sobrenatural”, el “laissez faire”, el cultivo del jardín personal (Voltaire), las preocupaciones centradas en el “yo” y su engrandecimiento (en perjuicio de los demás, claro), etc.

Enfocando el análisis hacia “Nuestra América” como decía Martí, se aprecia el deterioro del Estado-Nación debido a la segunda revolución capitalista, la mundialización de la economía y los cambios tecnológicos que están transformando el entorno geopolítico. Esta política exige una fortísima afluencia de dólares hacia su mercado interno y éstos salen, entre otras fuentes como el comercio desigual, p.e., de los intereses de las inversiones foráneas. A primera vista el conflicto entre el costo militar de las aventuras imperiales y su declinante economía  sumado el auge de los movimientos opositores en algunos países y el colapso de las economías probablemente harán muy inseguro ese aporte fundamental al Tesoro de las grandes potencias (véase la cesación de pagos compulsiva de la Argentina).

No cabe duda que, nosotros, somos tal vez el eslabón más débil en la cadena imperial. Por ello, necesitamos, hoy más que nunca, de un aceitado “sistema comunicacional”, por lo menos a nivel artístico, competente y eficaz, que difunda y canalice nuestras reivindicaciones (como ya ocurrió cuando el período de las dictaduras). Apenas si algunas instituciones, aún frágiles, como el Foro Mundial Social, algunos movimientos político-sociales, algún gobierno progresista y algunas “organizaciones sociales no-gubernamentales” nos pueden ofrecer algún punto de apoyo para difundir esos ideales. El Network pudiera ser el único camino que poseemos. Hemos venido apreciando cómo, poco a poco, la ley de hierro del capitalismo viene haciendo molares con la regla tácita esencial del arte correo, la regla que lo mantenía en el área del “valor de uso” (es decir, fuera del área del “valor del cambio”). La regla que inmortalizará a quien le dio expresión verbal, Lon Spielgelmann: “El arte correo y el dinero no se mezclan”.  Así, el arte correo se constituía en una construcción alternativa cultural y artística que apunta al corazón del sistema capitalista al obstruir lo que lo mantiene unido: el dinero. Y, consecuentemente, negó el mercado y el consumismo, al cuestionar su legitimidad. En los últimos años hemos asistido a la paulatina mercantilización de algunos géneros del arte correo, sobre todo, los “artistamps” (sellos de correo apócrifos) y los “rubberstamps” (sellos de goma creativos). Los archivos de los artistas correo fallecidos continúan fluyendo a las grandes colecciones. Mensualmente recibimos las listas de precios de “artistamps” y la tendencia a ofrecer premios por participación aumenta. Asimismo, las exposiciones por encargo de Galerías y Museos continúa en alza.  Sin embargo, es tan grande la fuerza disruptiva del arte correo que, aún, este incremento de la profesionalización no afecta mayormente su difusión y crecimiento. Por otra parte la mayor novedad del actualísimo “Net Art” (arte en la red electrónica) reside en la interactividad, naturalmente existente en las redes de arte correo desde hace más de 40 años, el Add and Pass.
Mucho antes que el fallecido sociólogo francés, Pierre Bourdieu, preconizara en 1992, la creación de una “internacional de los intelectuales” para enfrentar las nefastas  consecuencias de la globalización con la unión de todos los intelectuales y artistas del mundo para luchar contra la ofensiva de las transnacionales de la cultura ya, el networking o la red de artistas de comunicación a distancia (como lo llamaba Edgardo Antonio Vigo) o arte correo, había levantado las bases de un verdadero arte de la comunicación, en donde quedaban de lado las consideraciones mercantiles y que, hoy día, fructifica en la interacción artística que han desarrollado al máximo las artes electrónicas, sobre todo, la computación a través de internet. En tanto la globalización que promovió el sistema económico prevaleciente intenta llevar a todos los pueblos del mundo al consumo sistemático y conspicuo de sus productos, la “globalización” que impulsa el arte correo busca el establecimiento de vínculos comunicacionales con todos pretendiendo (¿utópicamente?) la unidad de todos los pueblos en un diálogo genuino, digno y enriquecedor.

Montevideo, Uruguay